La autora reflexiona sobre el uso de términos como videoarte, videoinstalación, net art y multimedia, entre otros, que se han generado como resultado de la asociación de los nuevos medios con la tecnología en el arte contemporáneo. Términos que no definen cabalmente la variada producción de obras electrónicas como si podría hacerlo la denominación arte electrónico, por su amplia cobertura. Igualmente, señala también que los artistas que realizan trabajos transmediales provienen de otras disciplinas, como la pintura, la música, la instalación, el cine u otros géneros. Ellos, a través de sus propios medios y experiencia, han adquirido conocimientos sobre las nuevas tecnologías. Esto ha traído como consecuencia, según la autora, que la conceptualización, en la mayoría de los artistas, se encuentre entre el Ilinx (vértigo) y el mimicry (simulacro). Así, la relación entre los artistas jóvenes y su propio trabajo transmedial puede ser descrita mediante la discusión de estos dos términos para así elaborar un diagnóstico acerca del mayor o menor grado de conceptualización: entre el vértigo del juego que puede producir un vacío intelectual (y conceptual) y lo virtual del simulacro que supone un ámbito nuevo (vacío de lo “real”). Entre las causas de este proceso de vaciamiento conceptual, que analiza la autora, se encuentra la inexistencia de una institución educativa que imparta estudios sobre los diferentes medios y soportes audiovisuales, y la falta de entendimiento del alcance de los nuevos medios en el circuito del mercado artístico limeño (críticos, galerías y coleccionistas), sistema que hace imposible la comercialización las nuevas propuestas.