El autor realiza una revisión del término No-objetualismo presentado por el crítico de arte peruano Juan Acha en el Primer Coloquio Latinoamericano sobre Arte No-objetual y Arte Urbano, organizado por el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Antioquía, Colombia en 1981. Según Castrillón, la propuesta presentada por el Acha acerca de los no-objetualismos, puede ser resumida si se le entiende como un discurso que integra nuevas formas de arte, al introducir para ello el concepto de realidad artística. Este concepto implica una visión sociohistórica de la realidad latinoamericana con un sistema del arte que articula producción, distribución y consumo del objeto. Al entender el objeto de arte como una articulación social es posible reemplazar a la historia occidental, utilizada para hablar del arte de Latinoamérica, por este nuevo modelo. El autor señala que la visión de este movimiento postmodernista de ir en contra del humanismo y del Renacimiento, eliminando el individualismo a favor de un proyecto multidisciplinario, tiene su sustento en el marxismo. Debido a ello, el arte deja de ser un fin en sí mismo y se convierte en un medio de preocupaciones políticas y contraculturales, confundiéndose dos modos de operar distintos, el de la ciencia y el del arte. Afirma que los no-objetualismos suponen un movimiento de pasaje entre arte y crítica y que ha de servir para sentar las bases de un nuevo arte.