El artículo se avoca al análisis sobre los resultados de la I Bienal Iberoamericana de Lima, realizada entre la última semana de octubre y el 28 de diciembre de 1997. Toma como referencia la participación peruana y propone tres temas de estudio. En el primero de ellos, La política como caleidoscopio, estudia el uso de la imagen visual de temas políticos sin que ello signifique una postura política determinada. Al contrario, se usa la política como parte de una estética de la subjetividad: se trata de un discurso personal, como en el caso de la obra de la escultora Cristina Planas. El segundo tema es El refugio del esteticismo, donde hace alusión a la obra de Eduardo Tokeshi dentro de la plástica esteticista de la década de 1990. Durante esta etapa, el artista enfoca la obra a partir de los contextos cotidianos, al usar un material visual extraído de la cultura popular, recursos que da consistencia material a los signos. En el tercer tema titulado El laberinto del pluralismo, destaca la obra de Luz María Bedoya con su individual “Punto Ciego” sobre fotografías panorámicas tomadas en diversos espacios a lo largo de la autopista Panamericana, donde el espectador restituye la imagen hipotética a través de un proceso mental.